
Formación, autopercepción y prospectiva de neuroeducación en los docentes de nivel primaria
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Alejandro Díaz-Cabriales
Rocío Edith López Martínez
Netzahualcóyotl Bocanegra Vergara
formación docente en México, los cuales tienen
materias relacionadas con la neuroeducación
dentro de su plan de estudios. Los maestros
manifestaron haber recibido instrucción
en neuroeducación en las licenciaturas de
Educación Especial, Educación Física, Trabajo
Social y Terapia de la Comunicación Humana,
sin tener presencia la Licenciatura en Educación
Primaria, pues en su plan de estudios no existen
materias relacionadas con la neuroeducación
(Díaz-Cabriales, 2021).
Estos resultados coinciden con los estudios
realizados en otros países, como el caso de
España, donde Pacheco (2021) encontró
que tan solo el 32% de los docentes de
educación primaria recibieron formación en
neuroeducación. También en España, Ricoy
(2018) registró que la formación de los docentes
de Educación en Primaria es escasa, conclusión
que comparte Sánchez (2018), de la Universidad
de Sevilla. Resultados similares se observan en
investigaciones realizadas en Chile (González,
2018) y en Cuba, en donde solamente 32,5
% de los maestros formadores de docentes se
capacitaron en el área (Jiménez y Calzadilla,
2021). Lo cual presenta un panorama muy
general del lento desarrollo de la neuroeducación
en Iberoamérica y el Caribe.
En el caso de Eslovaquia, mencionado
anteriormente, la estadística se divide con
respecto a los años de servicio, pues, los
maestros, con hasta ocho años de docencia
frente a un grupo, declararon haber recibido
capacitación en neuroeducación durante sus
estudios, por contraste, el personal docente
con más años en la docencia mencionó haberse
capacitado en seminarios y otras formas como
la consulta de investigaciones por iniciativa
propia (Petlák y Schachl, 2019), es decir, por
autodidactismo. Estos datos reejan una falta de
capacitación de los docentes tanto en el área de
formación inicial a nivel licenciatura como en la
profesionalización docente que se lleva a cabo a
través de programas de posgrado, seminarios y
cursos de actualización, reejando la necesidad
de que los planes y programas de estudio se
actualicen e incluyan a las materias relacionadas
con la neuroeducación dentro de sus currículos
(D’Addario, 2019; Jiménez et al., 2019; Pherez
et al., 2018; Zabalza y Zabalza, 2018).
Por su parte, Diez-Martínez y Morales-Velasco
(2020) arman que, en la actualidad, los
docentes necesitan dominar “competencias
que exceden las exclusivamente disciplinares
(…) la necesidad de ofrecer en las instituciones
de educación, programas de formación en
estrategias de codiseño y diseño de recursos
educativos digitales, para responder a las
transformaciones actuales” (p.114).
Respecto a los resultados de la investigación
antes presentados, es importante mencionar
que, en este estudio, la variable de formación
se distingue de la variable de conocimiento, por
ello, se cuestionó a los docentes de educación
primaria sobre estos aspectos, encontrando
que, en su autopercepción, el 88 % consideró
que tiene poco conocimiento en la materia, lo
cual es congruente con el 88 % que manifestó
no tener formación en el área, un 6% cree tener
suciente conocimiento, un 5 % dijo no nada y
tan solo el 1 % consideró tener dominio del tema.
Estos resultados coinciden con lo encontrado por
Pacheco (2021), Jiménez y Calzadilla (2021) y
Ricoy (2018).
De esta información se deduce que existe una
correlación entre la formación en neuroeducación
y la autopercepción del dominio del tema, aunque
sería necesario un análisis correlacional de las
variables desde una primera interpretación; a
partir del análisis descriptivo, se observó una
correlación positiva entre ambas variables.
En cuanto a la autopercepción del uso que le
dan los maestros a la neuroeducación dentro
de sus aulas, la mayoría expresó no tener
formación ni conocimiento en el área; tan solo
un 4 % consideró que nunca utiliza el enfoque
neuroeducativo. Lo anterior se podría explicar por
los hallazgos de algunas investigaciones, como
la realizada por Petlák y Schachl (2019), quienes
maniestan que, a pesar del desconocimiento y
poco entrenamiento, los docentes tienen interés
por aplicar nuevas técnicas de enseñanza, aun
cuando su estudio reportó que un 31 % de los
docentes estudiados no usa la neuroeducación en
sus aulas. Por su parte Pacheco (2021) reere:
Una gran parte de las técnicas y prácticas
educativas llevadas a cabo por el profesorado
sí que tienen relación con las bases de la
neurociencia, concretamente las relacionadas
con la investigación y el descubrimiento por
parte del discente en su proceso educativo.
(p. 39)
Sin embargo, una parte de esas estrategias “no
siguen las líneas establecidas por el campo de
la neuroeducación ni por la evidencia cientíca”
(Pacheco, 2021, p. 40), siendo un intento por
implementar técnicas basadas en el aprendizaje
basado en el cerebro, pero sin un sustento
cientíco (Ricoy, 2018); sin embargo, cuando estos
esfuerzos logran establecer y diseñar un conjunto
de estrategias neurodidácticas, se producen