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Inclusión educativa para estudiantes con discapacidad auditiva y visual en el contexto universitario.
Diego Mauricio De la Cruz Pantoja
Javier Ernesto Guerrero Samudio
principios de inclusión y equidad en educación,
y plantean procesos educativos que benecien
a la población con discapacidad.
En síntesis, las competencias pedagógicas
están relacionadas principalmente con la
apertura por parte del docente hacia el uso de
estrategias didácticas activas que contemplen estos
componentes; por ello, hablar de una didáctica
universitaria, es hablar de la enseñanza como
proceso investigativo; es hablar de los recursos
de apoyo o material empleado: regletas
de braille, ábacos, lectores de pantalla. Y,
nalmente, es hablar de la dialéctica entre
el proceso de enseñanza-aprendizaje y
el progreso cognitivo del individuo en su
formación educativa.
El sustento anterior condujo a denir el segundo
hallazgo, que presenta una de las causas de
exclusión que es, pensar la discapacidad desde
la ‘hipervaloración’ o la ‘subvaloración’; es decir,
en la mayoría de los casos el docente asume
una de las dos posiciones; en la primera, exalta
en demasía al estudiante con discapacidad
para motivar su proceso; lo ‘hipervalora’. En la
segunda, de modo condescendiente lo aparta
de las actividades en el aula, por considerar
que no es capaz de realizarlas; lo subvalora.
Así, en los dos casos el docente no se ocupa
de identicar el nivel de habilidades que el
estudiante posee o, no posee.
Evidentemente, las dos posiciones impiden
la investigación o elaboración de recursos
didácticos encaminados a fortalecer el proceso
formativo del estudiante con discapacidad.
Desde la armación se inere que, este hecho
desemboca en falta de iniciativa por participar
en capacitaciones, en procesos de formación
docente en inclusión. Lo ideal es que los
docentes se capaciten, para brindar atención
de calidad a los estudiantes.
A partir de las respuestas analizadas se
deduce que, los docentes en la Facultad de
Ciencias Humanas no emplean con frecuencia
recursos didácticos para PCD, aunque sí
tienen conocimiento de su existencia, pues
en las respuestas brindadas a través de la
entrevista, dos unidades recurrentes fueron
‘braille’ y ‘lengua de señas’. Cabe resaltar
que, a excepción de un docente entrevistado,
los demás no tienen conocimiento de cómo
emplear estas unidades.
Mediante la revisión documental se evidenció
que, la situación mencionada se viene
presentando desde tiempo atrás, pues Calpa
y Unigarro (2012) concluyen: “en el aspecto
académico, la investigación muestra que
los docentes han implementado estrategias
de inclusión educativa en el aula, según el
tipo de discapacidad, más como resultado
de su ingenio, vivencia y reexión” (p. 72).
En consecuencia, se corrobora la armación
realizada en el objetivo No. 2: la problemática
no reside tanto en que se realice acciones
institucionales de inclusión o no, sino en el
bajo interés que existe frente al tema”.
Para ello, unas recomendaciones en la práctica
docente en cuanto a los recursos didácticos
para PCD visual estarían el uso del ábaco,
de lectores de pantalla: JAWS, Orca, NVDA,
de magnicadores de texto y máquinas
inteligentes de lectura, de tiotecnología, de
libros hablados, de apps móviles para PCD
visual en el aula, desarrollo de Small Private
Online Course (SPOC). Para aquéllos con
discapacidad auditiva, el uso de aulas con
buena iluminación, de videos subtitulados o con
transcripciones en PDF, de guías, de imágenes
de apoyo de conceptos, ideas o teorías, de
apps móviles en el aula.
Continuando con estrategias inclusivas que los
docentes pueden desarrollar para atender a
estos estudiantes, deben empezar por describir
paso a paso las actividades, en lugar de utilizar
expresiones como: “¡Aquí!”, “¡Esto!”, “¡Ahí!”.
Deben utilizar términos orientativos como:
“delante de”, “cerca de”, “dentro de”, “entre”,
“a la derecha o izquierda de” … Cuanto más
detallado, mejor para facilitar el aprendizaje
autónomo; también pueden entregar el
material de la clase con anticipación, para
convertir a formato electrónico, sonoro o
braille; permitir la presentación de trabajos en
audio, realizar evaluaciones orales, verbalizar
lo que escriben en el tablero, incentivar la
iniciativa para realizar preguntas.
En cuanto a los estudiantes con discapacidad
auditiva, cuando estén con su intérprete, deben
dirigirse a ellos y no al intérprete; en la medida
de lo posible, organizar los pupitres en forma
de ‘U’; facilitar el aprendizaje autónomo, hacer
uso de la gestualidad, utilizar ilustradores o
movimientos realizados con brazos y manos,
vocalizar correctamente para facilitar la lectura
de labios, entre otras.