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Revista UNIMAR 34(2)- rev. UNIMAR.- pp. 187-198.
ISSN: 0120-4327, ISSN Electrónico: 2216-0116,
Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia, 2016.
Carlos Alberto Montoya Corrales
las instituciones, el conocimiento de sus pobladores
e incluso en el compromiso de estos con la llamada
sostenibilidad de la ciudad; y que estas deberán ser
consultadas.
2. Contexto general de la sostenibilidad
Uno de los grandes interrogantes que generan
los estudios sobre el futuro de las sociedades y el
territorio, sin duda lo constituye el acelerado proceso
de consumo energético, el cual por décadas aumenta
sin cesar, impulsado tanto por el crecimiento
socioeconómico como por el aumento de la población
mundial, la cual se estima alcanzará los 9.100
millones en el año 2050. Las abundantes reservas
mundiales de combustibles fósiles hacen suponer
que este recurso seguirá siendo utilizado durante
muchos años, a pesar de generar contaminación y
no ser renovable. No obstante, existe un límite que
impone la protección y cuidado del ambiente, ante
la amenaza del calentamiento global y el deterioro
ambiental; problemáticas mayormente visibles en
la ciudades que hoy en día concentran el 54% de la
población mundial, al tiempo que se prevé que para
2050 llegará al 66%, según datos de un informe de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2014).
Y aunque los mayores incrementos se producirán
en India, China y Nigeria, que en conjunto
representarán el 37% del aumento previsto hasta el
2050 (ONU, 2014), de esta tendencia no se escapan
los países de América Latina, donde cerca del 80%
de la población ya se ubica en las zonas urbanas, y
se cuenta con un número signicativo de ciudades
capitales: Ciudad de México, Tegucigalpa, Bogotá,
Lima, Santiago de Chile, entre otras muy destacadas
en la región como es el caso de Rio de Janeiro,
Sao Paulo, Cochabamba, Medellín, que enfrentan
similares problemas de sustentabilidad que los
experimentados en muchas de las ciudades de
países desarrollados, como es el caso del consumo
de energía, la creciente dependencia energética y el
aumento de las emisiones de CO
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(ONU, 2014).
Esta situación es mayormente preocupante si se
considera que en la región, diferentes países han
acopiado en las últimas dos décadas un sinnúmero de
experiencias políticas, programas y proyectos en las
distintas escalas del desarrollo: local, subnacional,
nacional, y es predecible que no ha habido avances
signicativos en inuir en el tipo de desarrollo de las
ciudades que las haga más sostenibles. Muchas de
ellas continúan generando situaciones preocupantes
asociadas a la alta demanda energética proveniente
de combustibles, la generación de desechos de
todo tipo, el intenso tráco vehicular con unidades
viejas o poco efectivas en el mantenimiento de sus
motores; el asentamiento de industrias altamente
contaminantes; el poco o nulo cumplimiento de
las políticas medioambientales; la falta de políticas
de preservación ambiental y el poco interés de la
sociedad al momento de preservar el ambiente.
Temas ampliamente divulgados en estudios y
desarrollos cientícos en los que se ofrecen visiones
que van desde develar la transcendencia de alguno
de estos fenómenos en particular (Hahn, 2014;
Ramos, 2014; Del Valle, 2014; De Segura, 2013;
Furlan, 2014, entre otros) hasta los que pretenden
dar cuenta del carácter integral y multivariable
de la contaminación ambiental de las ciudades
(Jordán y Simioni, 2003; Güell, 2006; Herrero,
2002; Carrizosa y Umaña, 2006; Brand, 2014; Piña,
2010; De Miguel y Tavares, 2015, entre otros). No
obstante, el abundante material bibliográco sobre
la sostenibilidad de las ciudades, no es posible
encontrar estudios conclusivos o que realicen un
análisis extensivo y detallado al respecto. Es común
la presencia de numerosas publicaciones que hacen
referencia a muchos de los temas desarrollados en
foros y seminarios, e incluso a informes generales
presentados en la web, en los que se suele enfatizar
en aspectos básicos asociados a la sostenibilidad.
Los resultados de estos estudios son realmente
paradójicos. De un lado evidencian que las ciudades
y los gobiernos locales son cada vez más activos en
las en los aspectos referidos a la sostenibilidad, y de
otro, que su activismo ocurre en no pocas ocasiones
en medio de marcos institucionales, legislaciones y
prácticas aún muy leves, lo que termina por provocar
ambigüedades e indeniciones. Sin desconocer la
existencia de iniciativas importantes como aquellas
orientadas a diversicar la matriz energética (energía
eólica en Paraguay y Uruguay), el mayor acceso
a la energía, incluso alternativa (energía solar en
hogares en Perú), los ahorros de energía eléctrica y
racionalización de derivados en el uso de derivados del
petróleo y gas (programas sostenidos de aumento