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Revista Criterios - 28 (2) julio - diciembre 2021 Rev. Criterios - pp. 28-47
ISSN: 0121-8670, ISSN Electrónico: 2256-1161,
https://doi.org/10.31948/rev.criterios
Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Nariño, Colombia.
Estilos de comunicación para abordar los conictos en
el aula de clase
Mayerli Andrea Fernández-Rojas
las relaciones los estudiantes del grado
sexto, porque el lenguaje que utilizan incide
en el comportamiento, siendo en este caso,
irrespetuoso, desagradable y agresivo, por lo
tanto, entorpecedor, para que se dé una sana
convivencia.
Además de lo anterior, en las escenas
observadas a lo largo del proceso investigativo,
se redene la creencia cultural y en el resultado
de algunos estudios como el de Herrera, Ortiz
y Sánchez (2010) que exponen que el género
masculino es el más agresivo y violento en lo
que tiene que ver con abordar el conicto, en
la presente investigación se identicó que, en
la mayor parte de los eventos, las niñas entran
en confrontación, suben el tono de voz, utilizan
expresiones soeces y recurren al contacto
físico, para resolver la diferencia, lo que puede
sugerir que el abordaje del conicto a través
de mecanismos violentos en el aula de clase,
no tiene que ver directamente con el género,
sino que obedece a una respuesta aprendida
en las relaciones que los niños, las niñas y los
jóvenes han construido en los contextos de los
cuales hacen parte.
Desde este hallazgo se observa que en
el proceso de interacción que establecen
los estudiantes en el aula de clase, el
comportamiento inadecuado (sabotear la
clase, promover el desorden y la indisciplina,
hacer ruido, desaar el maestro, etc.) puede
ser imitado por el grupo, sin distinción de
género, siendo el líder negativo quien incita en
los pares, la réplica de dicho comportamiento
y, aunque no es maniesto con frecuencia,
aparece en situaciones especícas de sabotaje,
desorden e indisciplina. Sin embargo, también
se observa el liderazgo positivo, el cual se ve
identicado con una estudiante que sirve como
mediadora en situaciones que representan
acentuar el respeto por los otros en el aula de
clase, aceptar la diferencia, reconocer el error
y permitir una participación equitativa en las
actividades a desarrollar. Otros estudiantes
tienen habilidades sociales de escucha, de
agradecimiento, de negocio, pero, al parecer,
no se han percatado de estas competencias,
razón por la cual pasan desapercibidos y no
generan en el grupo, el impacto esperado.
De otro lado, normalmente los estudiantes
tienen los grupos conformados; claramente
saben con quien hacer grupo y tan solo con
miradas y gestos, corroboran la consolidación
del mismo, por lo que, hacer cambios les genera
molestia, a tal punto que preeren desarrollar
las actividades de manera individual. Esto
signica que cuando el docente les permite
conformar los grupos voluntariamente,
realizan las actividades solicitadas de forma
más motivada, efectiva y proactiva. En
general, se observó que, de los 24 estudiantes,
solo ocho no tienen un grupo previo y se les
diculta conformarlo, lo que puede incidir en
que haya confrontaciones y/o disgustos que,
de no resolverse prontamente, terminarán
generando problemas en la convivencia dentro
del aula. Es conveniente resaltar que se observa
que la disposición de los estudiantes frente
al trabajo en equipo, depende del maestro
y/o la asignatura; al parecer, los cursos con
mayor complejidad generan más dicultad
para reorganizar y/o modicar los equipos de
trabajo.
En este escenario, la solidaridad y la empatía son
reejadas en el apoyo al otro; particularmente,
en el préstamo de materiales y útiles escolares.
Frente a una situación especíca observada el
cuarto día, en la que una compañera no llevó
los materiales para realizar la actividad de
artística, varios de sus compañeros aportaron
con el préstamo de materiales, para que ella
no reprobara el ejercicio, denotando cómo los
valores de solidaridad, empatía, amistad, han
sido incorporados en la realidad intersubjetiva
de los estudiantes del grado sexto, a partir
de la cual se procura mantener un buen clima
escolar y una sana convivencia.
Por su parte, durante los cinco días de
observación, se pudo constatar que romper la
rutina, los hábitos y en general los protocolos
establecidos para la convivencia en el
aula de clase, puede dar lugar al conicto,
particularmente en la forma como se aborda
la situación; por ejemplo, el retraso en la
llegada del docente al salón, un cambio en
los horarios de salida de clase, la llegada de
un tercero al salón de clase para dar una
información, se convierten en el pretexto
para generar indisciplina, desorden, ruido y
disgustos, y aparecen aquellos estudiantes
que se perturban por los hechos de indisciplina
y reclaman respeto, mientras están los que la
fomentan y contribuyen a que se mantenga y/o
multiplique el desorden. En estos espacios se
genera acciones irrespetuosas, intolerantes y
agresivas que ponen de maniesto la carencia
en valores, tales como la consideración, la
empatía, el respeto y la solidaridad.
Bajo este entendimiento, el docente debe
ejercer la autoridad con comunicación
asertiva, siendo rme, estricto y riguroso en
sus requerimientos y orientaciones, porque